Blogia
Una sola noche

Mi hija

Esta es mi hija:

Ecografía 11-XI-04

Se me acaba de borrar el post que había escrito a propósito de esta foto. Grrrrr! odio Blogia!

Decía que esta es mi hija, que aún no tiene nombre y a la que le quedan escasos cuatro meses para salir al mundo.

Noto que no acabo de darme cuenta de la responsabilidad y el cambio que significa tener un hijo, pero sé que en cuanto nazca me daré de bruces con la realidad y podremos llevarlo bien juntos. Tengo muchas ganas de que nazca.

¡Qué no cunda el pánico! Este blog no va a convertirse en el típico blog caldoso de "el papá y su hijita", aunque es evidente que saldrá con frecuencia. Procuraré no ser muy pesado.

Bona nit.

3 comentarios

mantenido -

TORMENTO ESTIVILL. Se acabó. Ya no volveremos a llevarle en brazos al dormitorio dispuesto a pasar el tiempo que haga falta junto a la cuna. Ya no estaremos pendiente de él, atento al menor de sus movimientos. Ya no le cantaremos. Ya no le contaremos cuentos que aún no puede entender. Ya no le calmaremos con el biberón de agua. Pero, sobre todo, ya no veremos, en la penumbra del cuarto, cómo lucha contra el sueño y cuántas veces lo vence, justo cuando parece rendido, y cómo resurge y se incorpora, victorioso, siempre con ganas de jugar o de ser abrazado. Ya nunca le volveremos a coger después de tumbarle en la cuna, aunque llore lágrimas negras, desamparado y decepcionado. Se acabó. Ya nunca se dormirá mientras le acariciamos las cejas, o la nuca, o un bracito, ni tampoco mientras posamos una mano en su espalda, o en su cabecita, para que perciba que no está solo. Ya nunca le acompañaremos. Ya nunca veremos cómo gira de un lado a otro de la cuna sin soltar a su osito, ni cómo acaba encontrando la etiqueta del peluche y la acaricia muy despacio, con las yemas, a menudo entreabriendo los ojos para comprobar que seguimos allí, con él. Ya nunca se quedará dormido asido a uno de nuestros dedos. Ya nunca le acompañaremos un cuarto de hora, media hora, una hora, el tiempo que haga falta. Mañana aplicamos el método Estivill. Y sin titubeos. Los primeros días lo aplicaré yo. Le dejaré en la cuna, le diré que le queremos mucho, apagaré la luz y cerraré la puerta. Romperá a llorar, pero esperaré un minuto en el pasillo. Volveré a entrar. Repetiré que le queremos mucho, otra vez, pero sin apenas rozarle. Saldré. Seguirá llorando. Esperaré tres minutos. Estará tres minutos llorando, llamándonos. Entraré. Volveré a repetir, espero que se lo crea, que le queremos mucho. Saldré. Si no ha dejado de llorar, esa vez aguardaré cinco minutos. Y también todas las siguientes veces de esa noche. Y siempre que entre le explicaré que le queremos mucho...
¡Enhorabuena!

el del quinto -

Pues si hay que ponerse caldoso, se pone uno caldoso, qué le vamos a hacer...
¡Enhorabuena!

Anónimo -

No es ser caldoso,
es admirarse continuamente del regalo que se nos ha hecho...
Y es que,
¿por qué a nosotros,
por qué en este momento,
qué nos traerá,
qué nos descubrirá...?

Claro que también nos quitará y limitará, pero la vida sin riesgo no merece la pena :-)

Un beso,

Sofía