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Una sola noche

Viernes Santo

¿Por qué soy así? ¿Qué pretendo? Las personas normales siguen este proceso: piensan o deciden que tienen que hacer una cosa que les interesa (p. ej. decorar una habitación, ordenar un armario, entregar un papel, cepillarse los dientes...). Si pueden en ese momento, van y la hacen. Si no pueden en ese momento, la hacen en otro. Punto y final. Tarea resuelta.

Yo no. Yo empiezo a darle vueltas a la cabeza de por qué tengo que hacer eso, si no me apetece, si no tengo tiempo. Sea lo que sea lo veo como una tarea pesadísima, y cuando por fin la hago (muchas veces porque ya no tengo más remedio o porque me obliga algo) me doy cuenta de que se hacía en un minuto y no era tan pesada.

Un ejemplo práctico. Me ponen una multa de aparcamiento. Me han puesto varias en la vida y el proceso siempre es el mismo. Cuando te llega la carta, si pagas la primera semana tienes una bonificación y no te la cobran toda. Si no pagas la primera semana te toca pagar el importe íntegro. Si no pagas en un mes llega un primer recargo. Si no pagas en tres meses llega un segundo recargo y una notificación de embargo. Cuando me llega la multa, tengo dos opciones:

1. Ir a pagar, lo cual me costaría más o menos 1 hora entre ir, pagar y volver. En todo caso pagaría menos, por la bonificación.
2. Mandarle a mi compañía de seguros una fotocopia de la multa, para que la recurran, y en ese caso seguramente, no pagar nada. Esto me puede costar el tiempo de una llamada de teléfono, hacer una fotocopia y llevar una carta al buzón o enviar un e-mail. En todo caso, nunca más de una hora.

¿Qué hago finalmente? Aparco la multa en un rincón de la mesa o del coche, y espero hasta que me llega la amenaza de embargo. En ese momento, me voy rápidamente y pago (con recargo). En ese trámite también pierdo una hora. He perdido un dineral y una hora de mi tiempo.

¿Hay que ser gilipollas, no? pues me sigue pasando con todas las multas, y me pasará hasta que me muera. Y así en muchos aspectos de mi vida.

Viernes Santo = Conversión = Cambio.

Con cambiar me sucede lo mismo que con las multas. Lo aparco en un rincón y espero que se produzca el milagro que nunca llega y las cosas tiendan al orden en vez de al caos. Y así voy agotando la vida.

Hasta cambiar me da pereza...

Bona nit.

¿Por qué soy así? SJTPDM

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