Sueño
Hay un sueño que tuve cuando era pequeño, y que se me ha quedado grabado para siempre; tanto, que durante una época creí que había pasado en la realidad, cosa que es bastante imposible. Os lo voy a contar porque creo que es una metáfora de lo que es mi vida.
Cuando yo era pequeño iba a un colegio "de pago", de esos con grandes instalaciones deportivas y uniforme, aunque solo duré hasta 6º de EGB porque luego mis padres ya no podían pagarlo. El sueño se desarrolla en el campo de fútbol grande del colegio, que vendría a medir unos 50x25 metros aproximadamente. Hay que decir que yo era (y soy) un jugador de fútbol horroroso, de los peores de mi curso en aquella época, el típico niño que elegían el último cuando los capitanes hacían los equipos. Estábamos jugando el clásico partido de patio de colegio y en una jugada, se organiza una melée (mas bien, una masa de niños apelotonados buscando el balón) en el área de mi equipo. En ese momento, hasta el portero del equipo contrario viene al area a disputar el balón (cosa extrañísima en la realidad, pero hasta cierto punto posible en un partido de patio de colegio, donde las normas son, digamos, "laxas" :-P). Entonces, sin saber cómo, me cae el balón en los pies y salgo corriendo con él en dirección a la portería contraria. Esto deja a todos los del otro equipo en estado de shock, hasta el punto de que se quedan totalmente paralizados en el área de mi equipo y nadie sale a buscarme. Bueno, nadie no. Cuando ya voy más o menos por el centro del campo, sale corriendo uno del equipo contrario del mogollón del área a por mí, uno que se llamaba de apellido Espejo, y que era también de los más malos jugando a futbol. La cuestión es que yo solo, me estoy recorriendo el campo (que para un niño de 10 años era larguíiiiisimo, en plan Oliver y Benji, que no se acababa nunca, aunque ahora me parecería pequeño), y cuando llego cerca de la portería contraria y no tengo más que empujar el balón a la red, miro hacia atrás y veo que viene Espejo (aunque aún estaba lejos, no le daba tiempo a cogerme). Me pongo nervioso por su presencia y tiro el balón fuera incomprensiblemente. Todos los compañeros de mi equipo se quedan mirándome estupefactos por haber fallado un gol en la misma raya, sin portero y sin oposición alguna, y hasta uno de mis profesores, Don Alfonso, se me queda mirando y meneando la cabeza.
Fin del sueño.
Este soy yo.
Bona nit.
Cuando yo era pequeño iba a un colegio "de pago", de esos con grandes instalaciones deportivas y uniforme, aunque solo duré hasta 6º de EGB porque luego mis padres ya no podían pagarlo. El sueño se desarrolla en el campo de fútbol grande del colegio, que vendría a medir unos 50x25 metros aproximadamente. Hay que decir que yo era (y soy) un jugador de fútbol horroroso, de los peores de mi curso en aquella época, el típico niño que elegían el último cuando los capitanes hacían los equipos. Estábamos jugando el clásico partido de patio de colegio y en una jugada, se organiza una melée (mas bien, una masa de niños apelotonados buscando el balón) en el área de mi equipo. En ese momento, hasta el portero del equipo contrario viene al area a disputar el balón (cosa extrañísima en la realidad, pero hasta cierto punto posible en un partido de patio de colegio, donde las normas son, digamos, "laxas" :-P). Entonces, sin saber cómo, me cae el balón en los pies y salgo corriendo con él en dirección a la portería contraria. Esto deja a todos los del otro equipo en estado de shock, hasta el punto de que se quedan totalmente paralizados en el área de mi equipo y nadie sale a buscarme. Bueno, nadie no. Cuando ya voy más o menos por el centro del campo, sale corriendo uno del equipo contrario del mogollón del área a por mí, uno que se llamaba de apellido Espejo, y que era también de los más malos jugando a futbol. La cuestión es que yo solo, me estoy recorriendo el campo (que para un niño de 10 años era larguíiiiisimo, en plan Oliver y Benji, que no se acababa nunca, aunque ahora me parecería pequeño), y cuando llego cerca de la portería contraria y no tengo más que empujar el balón a la red, miro hacia atrás y veo que viene Espejo (aunque aún estaba lejos, no le daba tiempo a cogerme). Me pongo nervioso por su presencia y tiro el balón fuera incomprensiblemente. Todos los compañeros de mi equipo se quedan mirándome estupefactos por haber fallado un gol en la misma raya, sin portero y sin oposición alguna, y hasta uno de mis profesores, Don Alfonso, se me queda mirando y meneando la cabeza.
Fin del sueño.
Este soy yo.
Bona nit.
0 comentarios