Adios, auditorium, o como el capitalismo feroz nos come la cultura.
Hoy he ido a la FNAC a buscar el periódico El Mundo, tarea inútil ya que hoy salía no se qué guía y la gente se ha tirado en masa a comprarlo. Cuando he llegado he comprobado dos cosas que no me han gustado nada. Una es que ya no sabemos hacer otra cosa que consumir en nuestro tiempo libre: la tienda estaba a rebosar, casi como en Navidad. La otra es que se han cargado de un plumazo la sección de discos de música clásica y el auditorium, ese pequeño espacio donde uno podía coger cualquier libro de la tienda y sentarse a leerlo tranquilamente. Si sois lectores habituales del blog, recordaréis este post de un día en el que le dimos de mamar allí a María del Mar.
En su lugar han ampliado la sección de dvds de cine y series. La música clásica se ha ido a un rinconcito, junto con el jazz. Deben haber reducido el stock que tenían de música clásica en un 60-70 %. Ya no hay una persona que te atienda y te ayude a buscar entre el montón de discos aquel que necesitas (ese siempre ha sido uno de mis trabajos soñados, pero desde luego no en la fnac, donde los dependientes tienen contratos basura, o eso me han dicho).
Que hayan reducido la sección de clásica no me parece una pérdida irreparable, ya que lo que había antes tampoco era para tirar cohetes, y cualquier aficionado puede encontrarlo todo en Internet, y no me refiero al pirateo (aunque también puedes encontrarlo todo en el circuito pirata). Lo realmente triste es la desaparición del auditorium. Una de las cosas que en su día me pareció maravillosas de la fnac fue esa confianza en el cliente, que podía leer lo que quisiera sin problemas. Esto no era altruismo y amor por la cultura, no, que los jefes de fnac no son hermanitas de la caridad. Ellos sabían que un espacio de ese tipo aumenta las ventas, pese a que pueda parecer lo contrario. Porque si algo te engancha lo acabas comprando, porque unos libros tiran del hilo y te conducen a otros, y porque ese espacio era publicidad positiva para la empresa en el boca a oreja, sobre todo cuando llegaron a España, cuando ninguna librería tenía un espacio de esas características. La sensación de buen rollito que desprendía la fnac le reportaba muchos leuros en sus cuentas.
La clásica no vende. El cine en dvd aún vende algo. Puros y fríos números. La cultura interesa mientras dé dinero. La música, el buen rollo o la tranquilidad de leer sin que nadie te moleste son cosas intangibles y que no valen ni un duro en esta sociedad...
Bona nit.
En su lugar han ampliado la sección de dvds de cine y series. La música clásica se ha ido a un rinconcito, junto con el jazz. Deben haber reducido el stock que tenían de música clásica en un 60-70 %. Ya no hay una persona que te atienda y te ayude a buscar entre el montón de discos aquel que necesitas (ese siempre ha sido uno de mis trabajos soñados, pero desde luego no en la fnac, donde los dependientes tienen contratos basura, o eso me han dicho).
Que hayan reducido la sección de clásica no me parece una pérdida irreparable, ya que lo que había antes tampoco era para tirar cohetes, y cualquier aficionado puede encontrarlo todo en Internet, y no me refiero al pirateo (aunque también puedes encontrarlo todo en el circuito pirata). Lo realmente triste es la desaparición del auditorium. Una de las cosas que en su día me pareció maravillosas de la fnac fue esa confianza en el cliente, que podía leer lo que quisiera sin problemas. Esto no era altruismo y amor por la cultura, no, que los jefes de fnac no son hermanitas de la caridad. Ellos sabían que un espacio de ese tipo aumenta las ventas, pese a que pueda parecer lo contrario. Porque si algo te engancha lo acabas comprando, porque unos libros tiran del hilo y te conducen a otros, y porque ese espacio era publicidad positiva para la empresa en el boca a oreja, sobre todo cuando llegaron a España, cuando ninguna librería tenía un espacio de esas características. La sensación de buen rollito que desprendía la fnac le reportaba muchos leuros en sus cuentas.
La clásica no vende. El cine en dvd aún vende algo. Puros y fríos números. La cultura interesa mientras dé dinero. La música, el buen rollo o la tranquilidad de leer sin que nadie te moleste son cosas intangibles y que no valen ni un duro en esta sociedad...
Bona nit.
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